viernes, 11 de julio de 2014

Hola a todos;
después de unos cuantos ladrillos sobre el "modus vivendi" que llevamos por estas tierras, toca el turno de contaros un par de anécdotas que nos han surgido durante estos días.

Casa del Florero: realmente se trata del Museo de la Independencia, pero todo el mundo la conoce por su otro nombre. el florero en cuestión está allí expuesto y fue la excusa sobre la que se alzaron en armas los colombianos para luchar por la independencia. La historia cuenta que unos nobles colombianos iban a celebrar un banquete en honor de uno de ellos y pidieron prestado un florero a un noble español para adornar la mesa. Ante la negativa de éste surgió una discusión y unas palabras despectivas del español respecto a los colombianos, derivó en una pelea, que fue la chispa que encendió la lucha por la independencia. Ya veis, chicos, la que se puede liar por no compartir con los amigos.

El expreso de la locura: a la vuelta de nuestra visita al centro de Bogotá, cogimos un bus que nos llevara a casa, y según entramos una chica nos dio la bienvenida al "expreso de la locura". Se trataba de una mujer que hacía figuritas con alambre y las repartía por el bus para sacarse un dinerito. Aquí es habitual que se suban a los autobuses a vender algo, pero no lo es tanto que la persona en cuestión se tire más de una hora hablando sin parar y haciendo reír a todo el autobús. Entre sus frases, destacar "la infidelidad y la promiscuidad son signo de inmadurez, aunque yo antes era algo casquifloja y patialegre", "cómo estás bomboncito de chocolate" (dirigido al hermano James), "mamita, ¿has probado ya un bombón de chocolate?, ¿a qué esperas?, en esta vida has de probar de todo" (dirigido a Irene)... y así durante más de una hora.

Ahora os dejo. Ya os contaré más cositas curiosas.
Abrazos y besos desde Colombia,
Fran

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