miércoles, 16 de julio de 2014


TRES DÍAS EN CIUDAD BOLIVAR, OTRA REALIDAD (IRENE Y CRIS)

Llegamos una mañana de lunes gracias a “Pacho”, que nos dejo en la parroquia “Santo Domingo”, donde vive el padre Raúl junto con Carmen (señora que lleva la casa) y sus dos hijos. En la casa hace mucho frio y echamos de menos el ambiente de la casa de Palermo y a cada uno de los miembros que ya consideramos como de nuestra familia: Padre Remo, James, Edward, Luzdari, Alejo y Fran, os queremos!!

Nada más llegar subimos al aula “Alpes”, donde la acogida fue maravillosa. Allá estaban Elena, Blanca, Ingrid, John y Mercedes (la cocinera). Comenzamos la jornada dándolo todo; Cris continuó la valoración de los niños del jardín, dejando constancia de cada uno de los datos para poder hacer el seguimiento en el futuro. Irene realizó un taller de inglés e inició el ritmo de vasos. Aquí también hay dos turnos de alumnos en las aulas, pero el horario de las clases es más reducido. Entre un turno y otro de clases hay tres horas libres y aunque intentamos estar entretenidas, en algunos momentos el tiempo pasa muy despacio. Por la tarde no se puede hacer nada en la calle, por cuestión de seguridad, así que nos toca enclaustrarnos en casa a las 16.00 horas. Nos acompañan cada día a la ida y la vuelta de las clases.

La población de Ciudad Bolívar es muy diferente a los que habíamos vivido anteriormente en Palermo. Es muy difícil hacer una continuidad en las clases, ya que las circunstancias del clima y la situación familiar que viven aquí los niños no favorecen la continua asistencia de los mismos. Hay niños que vienen desde muy lejos y llegan cansaditos y en algunos casos también hay padres a los que les da mucha pereza traerles.

A la hora de la comida observamos a Stella, una niña muy linda que come con ansia y repite. Tiene tres años y nos comentan las profes que los lunes repite de plato porque el fin de semana ha comido poco. Se nos parte el alma cuando vemos que algunos niños llevan la ropa muy sucia y rota, que el pelo no está limpio y las uñas… no decimos más. Nos hemos enamorado de todos y cada uno de ellos, porque cada uno, con sus circunstancias, ha conseguido conquistarnos y hacernos ver que muchas veces, algunos de ellos, con poquito que tienen son felices (o al menos eso nos parece) y nos sonríen de una manera que nos llena.

Las profes se preocupan mucho por los niños, para que vayan limpitos después de comer, les tapan bien para que no se enfríen durante la siesta y son como su referente de madre. Hablando de madres y familias…, algunas nos inquietan, ya que hemos visto de cerca reacciones por parte de los niños cuando vienen a recogerles que nos han partido el alma. Es increíble que de pronto un niño vea llegar o escuche la voz de la pareja de su madre y se agarre al pantalón de la profe y se ponga a llorar como si no hubiera mañana, diciendo: -no, profe, no me quiero ir (que Dios ayude a estos pequeños).

Hoy ha sido tremendo enterarnos, por tercera vez desde que llegamos a Colombia, que han dejado a un bebé tirado en la basura. Asco de humanidad.

Ya nos despedimos. Mañana iremos al aula “Vista Hermosa”. Que disfrutéis del calor. 

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