Buenas noches a todos los seguidores del blog de Ciudad Bolivar:
Lo que más nos ha llamado la atención de la comunidad en la que vivimos, es que realmente se trata de una comunidad de puertas abiertas, donde el despacho parroquial funciona durante las 24 horas del día y el Padre Remo interrumpe incluso su comida para atender a cuantos se acercan a esta casa.
En nuestro segundo día en tierras colombianas continuamos las visitas a las obras de la Fundación Chaminade. Esta vez tocó el turno a Vista Hermosa, Los Alpes y El Recuerdo, todos en Ciudad Bolivar, pero antes nos despertamos con olor a las deliciosas arepas rellenas de queso que nos preparó Luzdary y que nos desayunamos junto a un chocolate caliente y un "jugo" de moras. El desayuno de esta mañana ha sido maravilloso pero es solo un ejemplo de la acogida que nos han dado nuestros amigos de la Fundación, que nos tratan como si fuéramos parte de su familia o amigos de toda la vida.
Bien prontito nos vino a buscar Sandra, y junto a James y Alex, uno de los profesores de las aulas, pusimos rumbo a Ciudad Bolivar. Tras pasar un poquito de miedo en los autobuses públicos (a alguno casi se le corta la digestión) llegamos a nuestra primera parada en Vista Hermosa, donde conocimos al Padre Raúl.
Más tarde subimos al Recuerdo, donde vimos de primera mano los avances en las obras del nuevo jardin de infancia, ya que el anterior fue derribado por orden del ayuntamiento por "no reunir las condiciones adecuadas", cuando en realidad era el edificio mejor construído de la zona.
La visita a Ciudad Bolivar ha sido impactante, especialmente en la zona del Recuerdo, donde las condiciones de vida distan mucho de ser las adecuadas. Calles sin asfaltar, basura por todas partes, chabolas hechas con tejados de uralita y sujetos con ladrillos, piedras, palos e incluso zapatos.
Después bajamos a la Parroquia de Los Alpes, donde tuvimos la suerte de conocer a Manolo Martínez, un sacerdote vasco-colombiano que ha dedicado su vida a las personas más desfavorecidas de estos barrios, y cuyas vivencias y forma de ver la vida nos ha impactado muy positivamente. Como ejmplo, citar su frase de que la suerte de estar en Ciudad Bolivar es "la estabilidad laboral que tiene, ya que nadie quiere venir aquí".
Para tarminar el día, nos paramos a disfrutar de un helado de camino a casa, antes de atacar las terribles cuestas de nuestro "Tourmalet" particular, donde Irene está aprovechando para endurecer su "cola" (culo, para los no iniciados en el dialecto local), y a duras penas podemos subir sin parar a coger aire ya que nos encontramos a 3.000 m de altura.
Saludos desde la tierra de El Dorado y que descanseis.
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